Lunes 17 Enero de 2011
¡Inicio de los buceos embarcados! Me desperté a las 6 de la mañana para tomar un baño y preparar tranquilo mi bolso de buceo. Parece una tarea menor, pero en buceo técnico se necesita tanto equipamiento que hasta para esto hay que ser metódico a fin de no olvidar nada en tierra. A las 7 estábamos todos felices desayunando en el bar del hotel, ya que el día amaneció soleado y calmo, ideal para salir a bucear desde barco.
Realmente ya perdí la cuenta de los buceos que he realizado en Cozumel, pero disfruto cada paseo en barco como si fuese la primera vez: la brisa de la mañana acariciándote combinada con el fastuoso color turquesa del mar Caribe es un regalo divino. Es una mezcla deliciosa de sensaciones que me hace sentir vivo y muy afortunado. El plan era realizar el primer buceo en un sitio muy conocido por mí: Palancar Jardines. Este arrecife siempre se presenta como el lugar idóneo para iniciar actividades de buceo en la isla, ya que allí las corrientes generalmente son muy tranquilas y el descenso es escalonado. El lapso de tiempo que teníamos desde la salida de la caleta hasta Jardines lo aprovechamos para armar los equipos, realizar ajustes,
Realizando ajustes finales |
reparaciones menores y repasar el plan de buceo. Nuestro objetivo en primer término era determinar el consumo de gas de cada uno de nosotros para tenerlos en cuenta al momento de realizar la planificación de los futuros buceos descompresivos que estaban en nuestra agenda de trabajo. El procedimiento que acordamos consistía en bajar hasta los 10 metros de profundidad, tomar nota de la presión de nuestro tanque y, manteniendo durante todo momento esa profundidad, nadar contra la corriente de forma intensa por 5 minutos. Al terminar volveríamos a tomar nota de la indicación del manómetro. Posteriormente repetiríamos el mismo procedimiento, pero esta vez serían 5 minutos aleteando de forma suave a favor de la corriente. De esta forma tendríamos los datos necesarios para calcular el consumo de gas de cada uno, en actividad y en reposo. Así lo hicimos y logré un excelente indicador: 22 lts/min en actividad y la mitad en reposo, resultado de la preparación física intensa que hice los dos meses anteriores a esta semana. Como todos tuvimos resultados diferentes los posteriores planes de buceo siempre se calcularían en base al buzo con el más alto consumo.
Marcelo y yo alistándonos para la primera inmersión |
Tanto el primer buceo en Palancar Jardines como el segundo, que realizamos en el arrecife Paraíso, transcurrieron con normalidad y durante el lapso de los mismos realizamos diferentes prácticas en cuanto al manejo del equipo, poniendo especial atención en lo que hace a los procedimientos a seguir en caso de eventuales emergencias. Una de las tantas destrezas que se pulen en este nivel del buceo es el despliegue rápido y eficiente de las boyas. Según la configuración Ntec se llevan en todo momento dos boyas, una amarilla y otra roja, ambas con un empuje de 50 libras cada una. Tienen tres funciones básicas: en primer lugar son un método de señalización para el Líder de Soporte Técnico que se encuentra en superficie (la amarilla indica que todo marcha de acuerdo al plan y la roja advierte el acontecimiento de una eventualidad o emergencia).
En segundo lugar, una vez desplegadas se convierten en un conveniente soporte para el buzo que se encuentra realizando las etapas de descompresión cercanas a la superficie y por último, se convierten en un elemento de flotabilidad de emergencia, en caso que las alas del buzo sufran algún desperfecto o accidente que impidan su utilización. La boya se debe desplegar e izar en 90 segundos, conservando el trim y flotabilidad, algo que puede resultar especialmente complicado si el buzo se ve sometido a los efectos de las corrientes o mareas.
Desafortunadamente no todo salió como lo pretendía. Estos buceos también me sirvieron para detectar que mi regulador principal tenía una falla en el asiento de la primera etapa, con lo cual quedó completamente descartado para seguir buceando hasta que se le realice su debido servicio de mantenimiento. Asimismo mi profundímetro electrónico dejó de funcionar en el segundo buceo sin razón aparente. Estas cosas suelen pasar y por ello es importante realizar las debidas pruebas antes de realizar buceos más extremos. Afortunadamente tenía a Daniel y Marcelo en mi equipo de buceo, quienes gentilmente me facilitaron reemplazos para poder seguir buceando (¡gracias a ambos nuevamente!).
De regreso en tierra, inmediatamente llevamos a cargar los tanques de buceo, vuelta al hotel, enjuagar equipos (más de uno contempló la idea de tirar los bolsos llenos a la alberca del hotel), ducha y rápidamente volver al “aula”, donde completamos dos horas de teoría desarrollando los contenidos sobre nitrox técnico y técnicas descompresivas.
A pesar del cansancio que todos teníamos cerramos el día cenando en un elegante restaurante italiano que hay en el centro de la ciudad (me olvidé su nombre, prometo averiguarlo). No quedaba más que acostarse y recuperar energías para el día siguiente. Empezaremos a respirar trimix…
y los demas dias???????
ResponderEliminarSaludos Gustavo y me encantá estar enterada de la actividad del buceo...pero con esta crónica inicial me he quedado con ganas seguir leyendo las aventura y experiencias de tus buceos. Me has trasmitido las ganas de regresar al buceo.
ResponderEliminarSaludos, felicidades y gracias por compartir este espacio.
Gaby De la Cruz (polluela)